¿Te influye lo que los demás piensen de ti? ¿Crees que persigues las metas adecuadas? ¿Ha influido tu infancia en la formación de tu autoestima? ¿Persigues tus metas e interese pese a quien pese?
La teoría de la autodeterminación se centra en el estudio de la motivación humana y el grado en que dicha motivación proviene de dentro de la persona (intrínseco), es decir, basada en la tendencia natural al aprendizaje y a la creatividad o depende del entorno que nos rodea (extrínseco) que responde a influencias externas a nosotros.
Se cree que para tener una sana autoestima se deben cubrir tres necesidades básicas:
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Autonomía: experimentar los propios deseos e iniciativas y sentir que uno está tomando sus propias decisiones. Esta necesidad suele estar cubierta si la persona no es sometida a un excesivo control externo y puede elegir y tomar decisiones por si misma.
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Conexión social: necesidad de relacionarse y de sentirse conectado con otros seres humanos y ser aceptado por ellos. Se facilita si la persona, especialmente en la infancia, ha obtenido aceptación, calidez y comprensión por parte de sus cuidadores.
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Competencia: se desarrolla ejercitando las propias habilidades, es decir, esforzándose en mejorarlas y experimentando que uno es capaz de actuar eficazmente y de influir en el ambiente. Se favorece con el afrontamiento de retos óptimos y con el feedback positivo y realista que aportan los demás.
Investigaciones en base a esta teoría han demostrado que estas tres necesidades son los nutrientes básicos para lograr el crecimiento personal, la integridad y el bienestar, ya que, cuando están cubiertas, la persona funciona de forma óptima y surge la verdadera autoestima, pero cuando son frustradas, el funcionamiento global se ve mermado y la autoestima solo es contingente o condicional (dependiente de lo externo).
Cuando estas necesidades básicas no pueden ser satisfechas, tienden a aparecer necesidades sustitutorias o compensatorias, es decir, determinadas personas que tienen ciertas carencias en alguna de las tres metas anteriores, desarrollan otras pseudonecesidades como pueden ser la valoración excesiva de la propia imagen física, el afán por el éxito, la admiración de los demás o el intento de dominio sobre los demás. Las personas dejan de lado las necesidades que verdaderamente le llevarán a sentirse bien consigo mismo, para centrarse en aquello que sí pueden controlar a nivel consciente o que puede ser modificable a corto plazo y de este modo sentirse bien de una manera más inmediata.
La autoestima condicional se refiere a la valoración de uno mismo en función de influencias externas, como por ejemplo, a la aprobación de los demás, de esta manera si nos sentimos aceptados por los otros aumentará nuestra autoestima y si no es así, descenderá y nos sentiremos mal. Las personas con autoestima condicional se ven motivados para ganar,o evitar perder, la consideración positiva que los demás tienen sobre ellos, en vez de estar movidos para satisfacer sus auténticos valores personales.
Esta autoestima viene determinada por los patrones educacionales de la infancia. Tendrán este tipo de autopercepción los hijos de cuidadores que sólo ofrecen al niño aprobación condicional, lo comparan con otros, le dan premios o castigos por comportarse según las normas establecidas y no le muestran suficiente apoyo incondicional.
La denominada autoestima verdadera es aquella que no depende de la aprobación de los demás, de las propias virtudes, ni de los logros externos, sino que es algo que la persona siente como propio. Se pueden definir varios rasgos:
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Surge como resultado de satisfacer las tres necesidades básicas: autonomía, conexión social y competencia.
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Quienes la poseen se valoran y se creen merecedores de ser amados.
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Tiende a la estabilidad, sin inflarse cuando se obtiene un éxito ni venirse abajo cuando se afronta un contratiempo.
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No necesita probar ni demostrar ante los demás.
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Corresponde con una actitud positiva hacia si mismo.
Según la teoría de la autodeterminación, todos tenemos autoestima condicional y verdadera en cierto grado, que manifestemos más una u otra dependerá de la motivación innata para perseguir los sueños y necesidades personales, y del ambiente social que rodee e influya a la persona en las primeras etapas de su vida.
La confianza es una propiedad personal que está estrechamente relacionada con la felicidad
Mariela comentó el
Excelente artículo
Por Lorena González López. Tu psicólogo de confianza en Avilés
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Lorena González López comentó el
Gracias por tu comentario Mariela
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