¿Consideras que has sufrido por amor? ¿Crees que esa persona es para ti sea como sea? ¿Estás obsesionado/a con la idea de un final feliz juntos? ¿Es posible aprender de los fracasos amorosos?
El amor es una de esas fuerzas que ni se crea ni se destruye, sólo cambia a medida que se van sucediendo los hechos en la relación que mantienen dos personas. Hay relaciones de todo tipo, las hay que comienzan poco a poco, que no se adhieren a un compromiso, que chocan al principio para después ir amoldándose,y las hay pasajeras y fugaces que puede que dejen un buen sabor de boca si se ha sido realista con las expectativas o que te haga sufrir terriblemente si te obsesionas en mantener la relación con esa persona a pesar de que todo esté en contra para que funcione adecuadamente.
Esto es lo que le ocurre a muchas personas que mantienen relaciones tóxicas por unos u otros motivos, como es el caso de parejas inestables con muchos picos emocionales, caracterizadas por fuertes discusiones, rupturas continuadas, faltas de respeto que continúan con dramáticas reconciliaciones y una intensa pasión. Este tipo de relaciones generan ciertos cambios neuroquímicos en el organismo que hacen sentir las emociones a flor de piel, adrenalina por volver a recuperar algo que parecía perdido e incluso la autoestima se acrecienta con las palabras de la pareja “no hay otra como tú”, “sin ti no se vivir”, etc. No se acepta el fracaso porque se necesita creer que funcionará, que todas las oportunidades que se han dado no han sido en vano, es necesario reforzar las decisiones tomadas y demostrar a los demás que estaban equivocados, darle sentido a todo el sufrimiento experimentado. Pero es necesario ser realistas y comprobar si realmente merece la pena, se debe dejar de esperar que la otra persona cambie, no lo hará, si quieres a una persona debes aceptarla tal como es con sus virtudes y defectos, sino es mejor tomar otro camino. Enfrenta el miedo a perder, al fracaso y transfórmalo en aprendizaje. Quizás vuestro tiempo como pareja ha finalizado justo en el momento en el que ambos habéis sacado una lección de la relación que habéis mantenido, quizás sea ese el momento de tomar caminos diferentes e intentar ser felices por separado. Obsesionarse por volver a pegar algo que está roto desde hace mucho tiempo, solo conseguirá que os hagáis más daño y perder el tiempo. Es preferible centrarse en sacar las lecciones aprendidas, olvidar la palabra fracaso y tomarlo como una experiencia para vuestro crecimiento personal.
Otro tipo de relaciones que dificultan la felicidad y el bienestar son aquellas que se basan exclusivamente en uno de los componentes del amor (cariño, pasión o compromiso), esto es, en el cariño a través de una profunda amistad o de la pasión a través de encuentros esporádicos con o sin otras motivaciones. Cuando una persona que está en este tipo de relación empieza a sentir algo más por la otra se convierte en una relación desigual y se mitifica la idea de un final feliz con la persona amada. Si se ha hablado con el otro y no desea cambiar la forma en que os relacionáis es difícil que se convierta en algo más. El amor debe ser sencillo y debe fluir por ambas partes. Las dos personas deben estar en el mismo momento para que esto ocurra. Lo patológico viene con la obsesión de que la relación amorosa funcione a toda costa, ocasionando mucho sufrimiento, frustración y sentimientos negativos hacia esa persona que no corresponde de la misma manera. Lo que hay que entender es que no es posible establecer una relación con una persona que no está preparada o dispuesta a ello, pero lo que si se puede es aprender de la relación u oportunidad que la vida ofrece. Para ello solo existen dos opciones, ser realista con la relación que la otra persona propone y atenerse a ella con todas sus consecuencias,y la posibilidad de que ello genere cierto malestar en determinados momentos, o muy probablemente haga que te ilusiones aún más. Y por otra, distanciarse de esa persona y permitir que cada uno haga su vida, bien de forma definitiva o hasta que se enfríen los sentimientos que se tienen por el otro. Lo que está claro es que sea como fuere, se puede tomar como un fracaso o como un aprendizaje, este tipo de rechazos puede enseñarte a ser más fuerte, independiente, aumentar la tolerancia a la frustración asumiendo que no siempre se va a conseguir lo que se quiere o a quien se quiere, a ser realistas y mantener a raya la ilusión o las expectativas.
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