¿Tu necesidad de desahogo supone una carga para otros? ¿Eres consciente de los problemas o situaciones de los demás? ¿Tienes un confidente al que contarle todo lo que te ocurre? ¿Eres confidente de alguien y no sabes cómo dejar de serlo?
Desahogarse es necesario. Ayuda a ordenar las ideas y a encontrar las soluciones. Quedarse las cosas dentro perpetúa el problema. Así pues, está claro que todos necesitamos hablar y desahogarnos, bien sea por problemas grandes o pequeños, más o menos graves, la cuestión es ¿qué significa para la otra persona nuestra descarga emocional?. En muchas ocasiones puede significar que confías en esa persona para expresarle tus penas, temores y/o equivocaciones; en otras, que valoras su opinión y crees que te va a servir de ayuda para afrontar la situación; sin embargo, hay personas que no tienen en cuenta la situación de la otra persona y necesitan como sea un paño de lágrimas o un salvoconducto para expresar toda su rabia hacia alguien, algo o el mundo en general. Es ahí cuando el desahogo puede convertirse en un problema pues cargamos a esa persona con nuestro malestar, frustraciones y negativismo. Si no sabemos transmitir adecuadamente el mensaje y comunicarle que no se trata de él o ella, sino de nosotros y nuestro sufrimiento, podemos hacer que la relación se deteriore hasta tal punto que esa persona decida ponerle fin por no soportar quejas constantemente.
No siempre compartimos nuestros problemas con la misma persona, lo común es compartir nuestras experiencias con determinadas personas en función de lo que queramos tratar, es decir, si vivimos una situación complicada con nuestra pareja podemos desahogarnos con algún amigo de confianza o familiar que conozca la situación y nos pueda aconsejar desde un punto de vista externo. Si tenemos problemas en el trabajo, comentaremos con otros compañeros para intentar solucionar o reenfocar la situación, o cuanto menos, desahogarse juntos. Los problemas de tipo emocional se suelen compartir con la persona con la que más intimidad tenemos, nuestra pareja con la que podemos volvernos más vulnerables sabiendo que nos puede reconfortar su comprensión. Así pues, lo ideal es tener una red de apoyo social lo bastante amplia como para desahogarnos y compartir nuestros éxitos y fracasos con quien mejor nos pueda comprender y ayudar en función de cada momento que vivimos.
Los problemas de tipo emocional se suelen compartir con la persona con la que más intimidad tenemos.
El problema surge cuando no disponemos de esa red de apoyo y volcamos todas nuestras frustraciones hacia una sola persona, puesto que llega un momento en que esa persona no soporta más carga, pues lleva la suya y la tuya. Si no existe una comunicación fluida o un entendimiento entre ambas partes, puede llegar al colapso relacional y terminar por deteriorar irreparablemente la relación. Es importante tener en cuenta lo siguientes consejos a la hora de desahogarte con alguien:
Amplia tu red de apoyo: antes de hablar con nadie, piensa en quien crees que te podría ayudar mejor en ese tema, quien comprenderá tu situación y te dará un punto de vista objetivo. Busca a alguien que no tenga un vínculo emocional con el problema (para evitar ponerle en una situación difícil) y con el que tengas suficiente confianza. Si no dispones de confidentes, puedes ampliar tu red con personas con las que no tienes tanta confianza pero que puedes empezar a tenerla a partir de ese momento, ¡da tú el primer paso!
Ten en cuenta la situación de tu confidente: Al igual que nos gusta que nos escuchen, a los demás también les gusta ser escuchados, no utilices la excusa de verse sólo para exponer tu situación, aplica la reciprocidad y preocúpate por saber cómo se encuentra tu interlocutor y si le puedes ayudar en algo. Así lograrás equilibrar la relación y potenciar futuros encuentros de ayuda mutua.
Implicación emocional: el peligro de desahogarnos con alguien que esté implicado en la situación o conflicto es que se sentirá afectado por lo que estás contando y tendrá también la necesidad de desahogarse, por lo que no podrás pedirle que guarde el secreto, ocasionando quizás males mayores. Sé prudente con la elección de tus confidentes en temas delicados.
La solución a tus problemas: muchas veces la otra persona no se encuentra capacitada para aconsejarnos y simplemente se limite a escucharnos; no debemos sentirnos frustrados o poco valorados pues la meta del desahogo debe ser liberar la ansiedad que nos produce la situación y exponer lo que nos pasa, ponerlo en orden e intentar hallar la solución más adecuada. Las personas desde fuera pueden darnos ideas sobre cómo actuar o posibles alternativas de lo que está ocurriendo, pero al final debemos ser nosotros con nuestros recursos quienes decidan qué hacer y cómo hacerlo,y se enfrenten a la situación que nos ha provocado conflicto.
No siempre se quiere la opinión: al igual que no siempre nos pueden aconsejar, sucede lo mismo cuando somos nosotros quienes escuchamos. La persona puede no necesitar o querer consejo sobre la actuación, sino simplemente contar la experiencia y liberar carga emocional. Debemos ser prudentes a la hora de expresar nuestras opiniones y estar alerta a como son recibidas por nuestro interlocutor, si percibimos que no son bien recibidas, será mejor asentir hasta que termine y dar apoyo si lo necesita.
Necesidad de desahogo: antes de comenzar a exponer la situación, es conveniente que comentes a la persona que necesitas desahogarte, así pondrás en preaviso sobre lo que vas a decir y estará preparada para escucharte.
Acude a un profesional: un recurso que está al alcance de todos es acudir a un profesional con una visión externa y neutra de las situaciones que acontecen en tu vida. Es una persona que comprenderá tu situación, te ayudará a desahogarte sobre ese problema,y otros sobre los que quizás aún no eres consciente,y te aportará recursos para enfrentarte a ellos y encontrar la solución adecuada a cada conflicto.
Estar triste con la gente adecuada, es mejor que estar feliz con la gente inadecuada. Busca con quien llorar, te sobrará con quien reír
Muy bueno y acertado.
Por Lorena González López. Tu psicólogo de confianza en Avilés
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