¿No soportas la gradiosidad que se conceden algunas personas de tu entorno? ¿Crees que eres bueno en todo y te quieres a ti mismo por encima de todas las cosas? ¿Eres incapaz de encontrar una persona que esté a tu altura? ¿Baja autoestima o excesiva autoestima?
En la mitología griega, Narciso era un joven muy hermoso. Las doncellas se enamoraban de Narciso, pero él siempre las rechazada. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso de su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por un bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó “¿Hay alguien ahí?”, Eco respondió: “Aquí, aquí”. Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó “¡Ven!”. Después, Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos pero Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa desolada se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz.
Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en el lago. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su propia imagen, acabó por arrojarse a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor a su nombre y la memoria de Narciso.
El narcisismo se define como una autoimagen grandiosa de si mismo, necesidad de admiración, arrogancia, soberbia y falta de empatía. Los expertos consideran que es una dimensión que todos poseemos, en mayor o menor grado, independientemente de la raza y de la cultura a la que pertenezcamos, pero vinculado también al hecho de que la sociedad occidental es cada vez más narcisista. El culto al cuerpo, la moda y los cánones de belleza hacen que cada vez sea más importante la imagen que proyectamos al mundo y no cultivamos otros valores mucho más necesarios para una vida plena, sana y feliz. El narcisismo es visto como una forma de baja autoestima encubierta, en la que su aparente grandiosidad es una máscara que trata de compensar el sentimiento básico de baja autoestima. También se ve como un exceso de autoestima, que responde al hecho de una autoevaluación distorsionadamente positiva de si mismo y del mundo que le rodea. Completamos este rasgo con una total y absoluta falta de empatía, es decir, de capacidad de comprender y entender la postura de los demás.
Podemos hacer una clasificación de los tipos de narcisistas que seguramente puedes encontrar en nuestra sociedad:
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Normal: competitivo, seguro de sí mismo y con éxito.
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Cínico: explotador, tramposo y depiadado, con habilidad para triunfar u obtener éxitos, pero con tendencias antisociales o criminales.
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Amoroso: seductor y exhibicionista, pero incapaz de mantener relaciones profundas.
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Compensatorio: con aparente grandiosidad, pero lleno de dudas acerca de sí mismo y de sentimientos de inseguridad y vergüenza.
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Elitista: muestra una excesiva autoestima, y es pretencioso, egocéntrico y necesitado de éxito social, por ser adicto a la admiración.
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Fanático: con rasgos paranoides, que compensa su baja autoestima con un yo ilusorio omnipotente.
El narcisista exagera la importancia de sus virtudes o habilidades, frecuentemente envidia a los demás y cree que los demás lo envidian a él y mantienen una autoimagen gradiosa aunque no tengan razones objetivas para ello. Esta actitud suele producirles sentimientos de bienestar a corto plazo, pero a medio y largo plazo les crea numerosos problemas. Entre ellos destacamos:
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Orgullo herido: el narcisista tiende a sentirse profundamente herido ante cualquier ataque real o percibido a su autoimagen grandiosa. Lo que denota la extrema fragilidad de su autoestima. Las reacciones pueden ser peligrosas y desmedidas, sobre todo ante respuestas violentas y agresivas.
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Problemas de relación: los narcisistas constantemente se vanaglorian de sus virtudes y suelen menospreciar a la otra persona para que no vean mermada su aparente seguridad, por eso son incapaces de relacionarse genuinamente con otras personas. Buscan constantemente la admiración de los demás, pero sus exagerados intentos de conseguirlo arruinan las relaciones de las que parece depende dicha admiración. También suelen sentirse la mayoría del tiempo amargados y resentidos por las actitudes de los demás y por ver la disparidad entre lo que ellos creen que merecen y con lo que realmente tienen o reciben. Por último, actitudes abusivas empleando fuerza física o poder económico para subyugar y humillar a sus semejantes, hacen que su entorno se aleje de ellos.
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Agresión y violencia: entre las conductas antisociales mostradas por los narcisistas encontramos la manipulación de los demás y la racionalización de esas conductas destructivas, carecen de empatía, compasión o sentimientos de culpa. En muchos casos, necesitan sentir poder y dominio que experimentan a través de violencia de género o delitos sexuales. Ya desde la infancia se pueden hallar conductas narcisistas asociadas a jóvenes conflictivos que utilizan la humillación y el acoso escolar como forma de aumentar su grandiosidad.
Si bien es improbable que el narcisista asuma que tiene un problema, en ciertos casos en los que se ven aislados o sobrepasados por los problemas, acuden al especialista para solucionar su situación, pero rara vez acuden porque consideren que el problema está en ellos, sino por la falta de comprensión del mundo y de los demás.
Diversos autores proponen ciertas soluciones a este problema, algunas de ellas son: mejoras en la educación, promoción de valores y metas prosociales, el cultivo de la autenticidad como base de una sana autoestima y el fomento de las actitudes como el ego tranquilo y la compasión.
Me amo tanto que sin mí, mi vida no tendría sentido
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