¿La mentira forma parte de tu vida? ¿Quieres dejar de mentir pero no sabes cómo? ¿Sientes que esa persona te está mintiendo y no sabes como ayudarle?
La mentira forma parte de nuestra comunicación irremediablemente, nos guste o no todos hemos mentido alguna vez independientemente del fin. Puede tratarse de una mentira piadosa, para evitar que alguien sufra, para dar una sorpresa o por algo sin importancia; pero cuando dificulta la comunicación, te impide llevar la vida que deseas o haces daño a los demás, es entonces cuando la mentira se convierte en un problema a resolver. A lo largo de la historia, la mentira se convirtió en un recurso empleado por gentes de todos los estatus sociales que la utilizaban en propio beneficio como forma de supervivencia, pues negar un acto delictivo o culpar a otro, aunque injusto, podía librar de castigos o incluso la pena de muerte. A pesar de esto, pocos se han librado de sus fatales consecuencias a corto, medio y largo plazo.
En sus formas más perjudiciales para uno mismo y para los demás, la mentira se ha utilizado principalmente para:
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Evitar afrontar situaciones difíciles: bien por miedo a la reacción del otro, al malestar emocional que le puede generar dicha situación, por la sensación de incapacidad para asumirla correctamente o, incluso, por vergüenza o temor. Por ejemplo: el marido miente a la mujer porque ha gastado el dinero de la compra en máquinas tragaperras.
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Por insatisfacción personal: hay personas que mienten acerca de su condición, de su estatus, fingen ser quienes no son realmente ocasionando confusión en su identidad y desconfianza en quienes les rodean. En este tipo de personas se aprecian conductas forzadas, exageraciones de los rasgos de personalidad, cambios frecuentes de opinión en función de quien les rodee en ese momento, etc. Generalmente son personas con baja autoestima, sentimientos de inferioridad, inseguridad acusada, etc..
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Evitación de un castigo: en muchas ocasiones adelantamos las consecuencias a nuestros actos y utilizamos la mentira como forma de evitar el castigo, a pesar de saber que tarde o temprano la verdad saldrá a la luz y las consecuencias terminarán por llegar. Por ejemplo, el hijo que le dice a los padres que aún no le han dado las notas porque ha suspendido cinco asignaturas o el infiel que miente y oculta su engaño.
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Para conseguir algo: bien sea material o inmaterial, la mentira se ha utilizado en multitud de ocasiones para conseguir el perdón, admiración, atención, poder, amor, recursos materiales, premios, etc… En estos casos los beneficios a corto plazo hacen creer que mentir es la mejor opción, o al menos la más fácil o rápida para obtener aquello que anhelamos; lo que hay que tener en cuenta es que a la larga lo que creíamos positivo se termina convirtiendo, en la mayoría de ocasiones, en algo negativo y difícil de eliminar (véase más adelante las consecuencias negativas de mentir).
No vamos a entrar a juzgar a quien utiliza la mentira para dañar, culpar o agredir a otras personas. Hablamos de las personas que, sabiendo que utilizan la mentira como forma de escapar o conseguir algo, son conscientes de que está mal y quieren aprender formas de respuesta alternativas a ésta. Hay que tener en cuenta que la mentira conlleva sus propias consecuencias, independientemente del hecho que se trate o de la persona a quien mintamos. De forma genérica podemos decir que las principales consecuencias negativas de la mentira son:
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Desconfianza por parte de los demás
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Síntomas físicos y psicológicos: dolor de cabeza, dolor de garganta, estrés, ansiedad, tristeza…
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Vergüenza tanto por la mentira dicha como por la mentira descubierta
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Etiquetado social negativo como “mentiroso/a”
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Problemas familiares, sociales o de pareja
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Interferencias en la comunicación
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Prejuicios por parte de los demás
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Baja autoestima
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Auto engaño
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El mentiroso desconfía de los demás
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Empeoramiento de las relaciones sociales
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Castigos materiales o emocionales
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Baja capacidad de afrontamiento a situaciones estresantes
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Aumento de la inseguridad
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Distorsión de la realidad
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Sentimientos de grandiosidad/inferioridad
Para acabar con la mentira debes ser consciente de lo que evitas y darte cuenta que de este modo solo agravarás el problema. Enfrentarse a los miedos y afrontar las situaciones nos ayudará a no necesitar la mentira como salvoconducto, nos sentiremos más fuertes y capaces de afrontar situaciones que antes nos parecían imposibles de asumir. Por otra parte, sería necesario analizar las consecuencias negativas de mentir, así como las positivas de decir la verdad. En definitiva, darse cuenta de que decir la verdad tiene mayores beneficios a largo plazo que los que se tienen por mentir a corto plazo. Ten en cuenta el siguiente esquema antes de volver a mentir:
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¿Por qué miento?
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¿Quiero evitar o conseguir algo?
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¿Cuáles son las consecuencias negativas de mentir en el hecho que te ocupa?
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Si miento ¿es posible que a la larga se sepa la verdad?
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¿Ser descubierto en una mentira conllevará consecuencias adicionales? ¿Cuáles?
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¿Cuáles son las consecuencias positivas de decir la verdad?
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¿Qué sería lo peor que podría pasar si digo la verdad?
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¿Es tan terrible como para no poder asumirlo?
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¿Mentir me ayuda a que los demás confíen en mí?
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¿Y a sentirme bien conmigo mismo?
Una sola mentira descubierta es suficiente para crear la duda en toda verdad expresada
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