¿Sientes a menudo un nudo en el estómago que no te deja respirar? ¿Vives en un constante nerviosismo? ¿Sufres de hiperventilación?
Actualmente vivimos en una sociedad con un alto grado de estrés y ansiedad; debido, en ocasiones, a nuestra propia autoexigencia y, en otras, a causas externas que escapan a nuestro control. Todo esto, como poco, nos puede provocar una serie de síntomas que generan gran malestar, tanto físico como psicológico, a la persona que los padece. Algunos de estos síntomas ansiógenos son: sensación de ahogo, opresión en el pecho, hiperventilación, mareos…. Aunque parece algo básico, todos estos síntomas se pueden corregir entrenando un tipo de respiración adecuada para afrontarlos en el momento en que aparezcan o, incluso, prevenirlos ante la primera señal de alarma.
De pequeños nos enseñan que hay que caminar con una postura erguida, que hay que sentarse sin encorvar la espalda, aprendemos a mantener el equilibrio circulando en bicicleta…..y con el paso de los años terminamos automatizando todos estos aprendizajes; si no se ha realizado un correcto entrenamiento postural es muy probable que con el tiempo cojamos hábitos inadecuados que acaben provocándonos, cuanto menos, dolores musculares. Lo mismo ocurre con la respiración, algo tan rutinario a la vez que necesario, no capta nuestra atención consciente, pues desde el momento en que nacemos lo realizamos instintivamente. Cuando estamos tranquilos solemos respirar con el abdomen, pero en caso de peligro, el cuerpo reacciona y nos prepara para actuar en caso de lucha o huida respirando, entonces, con el tórax.
Si la ansiedad aparece repetidamente en nuestras vidas, tenderemos a adoptar una pauta de respiración torácica, lo que a la larga generará los síntomas descritos anteriormente. Cuando respiramos con el tórax respiramos más veces, esto hace que en vez de disminuir la ansiedad, se genere aún mayor nerviosismo, pues estamos eliminando en exceso anhídrido carbónico, que altera el PH de la sangre. Este cambio en la composición de la sangre hace que los tejidos cuenten con menor cantidad de oxígeno, forzando a latir al corazón con un ritmo más elevado. La respiración pasa entonces a depender del volumen de dióxido de carbono, en lugar de la cantidad de oxígeno. Al contar con menos dióxido de carbono se reduce la tasa respiratoria (respiraciones más breves) y, para compensarlo, forzamos la frecuencia respiratoria, por lo que sentimos esa incómoda sensación de ahogo que nos obliga a hiperventilar.
Para corregir un patrón respiratorio inadecuado, y en concreto, conseguir manejar correctamente las situaciones de estrés que nos acechan en nuestro día a día, debemos aprender a oxigenar correctamente nuestro organismo. Para ello, es conveniente realizar un entrenamiento en respiración abdominal durante cierto tiempo, consiguiendo que poco a poco nuestra pauta respiratoria se corrija y automatice. Para lograrlo, basta con seguir unos sencillos pasos durante unos minutos al día; las ventajas de este entrenamiento se notan a largo plazo por lo que es necesario tener cierta paciencia, pero los resultados son muy beneficiosos para el organismo: descansamos mejor, nos sentimos más relajados, menos irritables, con más vitalidad, prevenimos ciertas enfermedades…
Antes de comenzar con los ejercicios, debes comprobar cuál es tu pauta respiratoria. Para ello, sigue las siguientes instrucciones: “Colócate cómodamente y concéntrate en tu respiración. Luego coloca una mano en el tórax y la otra en el abdomen. Fíjate ahora con cuál de las dos partes respiras, se levantará cuando lo hagas. Si la parte que se eleva es el tórax, indicará que no estás oxigenando totalmente tus pulmones”.
Bien, si ya has comprobado que debes corregir tu pauta respiratoria, puedes realizar los siguientes ejercicios durante, al menos, 10 minutos al día durante 8 semanas:
Colócate cómodamente, sentado o tumbado, sin cruzar manos y/o piernas, en un lugar tranquilo donde sepas que nadie te va a molestar. Apaga, también, el teléfono para evitar interrupciones.
Toma aire por la nariz, despacio y profundamente contando hasta 4. Expulsa el aire por la boca como si silbaras durante 8 segundos, y repite mentalmente la palabra RELAX.
Cierra los ojos y siente como a medida que expulsas el aire, salen de tu organismo todas las tensiones, la ansiedad y el nerviosismo que te invade. Siente como se va relajando todo tu cuerpo.
Repite estas respiraciones diez veces más, y no olvides repetir mentalmente la palabra RELAX en cada espiración.
Concéntrate solamente en la cuenta y en la palabra RELAX para evitar distraerte con pensamientos molestos y/o repetitivos.
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[quotes style=»classic» align=»center» author=»»]Entiende que para alcanzar tu sueño necesitarás fe, confianza, visión, esfuerzo, determinación y dedicación. Posible no es sinónimo de fácil[/quotes]
Yo pensaba k respirsba bien. Ahora lo dudu .lo k si se es k en ahogó cuando corro y es por k respiro mal.
Por Lorena González López. Tu psicólogo de confianza en Avilés
Para más información escríbenos a lorena@psicologiavanza.es o llámanos al 619 906 108
Apreciada Toñi, cuando realizamos ejercicio físico es normal que nuestra respiración se acelere y sintamos esa sensación de ahogo si no estamos acostumbrados, pues el cuerpo está realizando un sobreesfuerzo. Si esta respiración torácica también aparece cuando estamos en reposo, es cuando debemos corregirla para no sentir los molestos síntomas de hiperventilación u opresión en el pecho. Te animo a que realices el ejercicio y compruebes si es así. Un saludo
Por Lorena González López. Tu psicólogo de confianza en Avilés
Para más información escríbenos a lorena@psicologiavanza.es o llámanos al 619 906 108