¿Eres emocionalmente dependiente de tu pareja?

¿Necesitas oír constantemente que tu pareja te ama para estar segura de su amor? ¿Cuando no estás a su lado, no puede evitar pensar qué estará haciendo y con quién? ¿Quieres pasar el mayor tiempo posible a su lado y te enfadas cuando él te dice que necesita su espacio?

Antes de comenzar una relación de pareja deberíamos tener claro qué es lo que queremos y qué es lo que no queremos, asimismo, es conveniente conocernos a nosotros mismos y saber cuáles son nuestros defectos y nuestras virtudes. Todo esto se ha de poner en común o se ha de ir descubriendo a medida que se va avanzando en la relación, por lo que es fundamental una sana comunicación entre los dos. En muchas ocasiones, la falta de autoestima y las inseguridades hacen que mostremos una actitud que no es completamente real, sino ligeramente distorsionada para agradar a la otra persona.

Cuando uno no confía en su valía personal, cuando no se siente suficiente para que alguien les quiera; tienden a pensar que nunca va a encontrar pareja, por lo que cuando son elegidos por una persona comienzan a sentirse atraídos por ella, aunque no encaje dentro de su prototipo. Suelen ser personas con grandes carencias afectivas o con una historia familiar complicada, que necesitan de una atención y afecto casi constante por parte de los demás. Cuando llega ese hombre o mujer que les proporciona todo eso que llevan tiempo anhelando y que creían que no conseguirían jamás, comienzan a desarrollar la llamada “dependencia emocional afectiva”.

La Dependencia Emocional Afectiva es una adicción hacia otra persona, generalmente la pareja. Cuando uno sufre dependencia, genera una necesidad desmesurada del otro, renunciando así a su libertad y empezando un camino tormentoso y desagradable, en que por cada minuto de falsa felicidad, derramamos litros y litros de lágrimas. Puedes comprobar si sufres dependencia emocional si cumples la mayoría de los siguientes síntomas:

1. Necesidad desmesurada del otro

2. Exigirle constantes muestras de amor para sentir que eres importante para esa persona

3. Deseo de estar en todo momento con él/ella

4. Necesidad de control absoluto del otro

5. Dejar de ser Yo para comportarme como le gustaría al otro con tal de no perderle

6. Temor irracional al abandono o ruptura de la relación

7. Aislamiento progresivo del entorno social, aunque la pareja sigue viendo a sus amigos y familiares.

8. La pareja se convierte en el centro de su mundo. Los problemas giran en torno a esa persona

9. Ansiedad, insomnio, llanto desconsolado y sentimientos de impotencia

10. Sensación de estar estancados

11. Suelen ser relaciones con rupturas dramáticas y reiteradas, con reconciliaciones que prometen cambios que nunca suceden

12. A la persona dependiente, en realidad, no le gusta como es el otro por el sufrimiento que le provoca pero su vida se ha convertido en una lucha constante de la que es difícil salir. Temor al fracaso después de tanta lucha.

13. Creencia irracional en las promesas de cambio de la otra persona

14. Cuando la persona dependiente se desahoga, termina dándose cuenta de que siempre dice las mismas cosas tantas veces que, por un momento, se dan cuenta de que no funciona y no pueden seguir así pero después vuelven a intentarlo.

15. En ocasiones, hay maltrato físico o verbal.

Si te sientes identificado/a con estos síntomas es muy probable que creas muy difícil salir de esta situación. A continuación, te propongo una serie de claves que te pueden ayudar a conseguirlo. Si consideras que aún así no eres capaz de solventar la situación sin ayuda, lo más recomendable es acudir a un especialista en psicología que te guíe en este proceso. Las pautas a seguir son:

• Tomar conciencia del problema: lo primero como en todo, es darse cuenta de que existe un problema que hay que solucionar. Se debe aceptar que la relación no funciona y que lo mejor es terminar con ella.

• Lista de pros y contras: una manera de ver lo negativo de la relación es pensar en todo aquello que aporta la relación y en todo aquello que nos hace sufrir. Valorar o puntuar cada ítem ayudará a que la decisión de terminar o continuar la relación sea más consistente y firme.

• Reflexionar en la trayectoria de la relación: nuestra pareja puede tener cosas muy buenas, pero debemos pensar en la trayectoria general que ha tomado la relación, si pocas cosas positivas, realmente compensan las discusiones, quejas, faltas de respeto….o todo aquello que sea inaceptable en una relación.

• Aumentar la autoestima: es un punto fundamental independientemente de dejar la relación, puesto que trabajando nuestros miedos e inseguridades aprenderemos de lo vivido y evitaremos que nos vuelva a suceder en el futuro.

• Pasar a la acción: este punto se refiere a dar el paso de romper la relación, tomar distancia y soltar a esa persona.

• Contacto cero: Es importante no tener contacto con esta persona durante los primeros meses para que cada uno pueda elaborar su proceso de separación y comenzar una nueva etapa. La dependencia emocional actúa como una adicción, por lo tanto tendremos también el síndrome de abstinencia característico tras el abandono del hábito perjudicial para nosotros. Para evitar reactivar los mecanismos que nos hacían estar apegados a esta persona, es mejor no tener contacto de ningún tipo, sino corremos el riesgo de tener una recaída.

• Aprender a estar solo: tras una relación tóxica, debemos darnos un tiempo antes de volver a comenzar a buscar de nuevo el amor, han de curarse las heridas, reflexionar sobre todo aquello en lo que ha ocurrido y recuperar nuestro Yo perdido. Debemos aprender a estar solos y estar bien sin pareja, sin miedo, sin ansiedad, en calma y sientiéndonos satisfechos con nosotros mismos. Sólo si conseguimos ésto, estaremos preparados para empezar una nueva relación sana, evitando caer en los mismos errores.

Es irónico como la única persona que te puede hacer feliz, es aquella que te hace daño.

Adaptación del “Manual de Dependencia Emocional Afectiva” de Silvia Congost