¿Eres consciente de los perjuicios que conlleva fumar? ¿Quieres dejar de fumar pero tienes temor a engordar o sufrir ansiedad? ¿Consideras que es casi imposible dejar de fumar?
El tabaco es una de las drogas legales por excelencia en España, un estudio revela que, a pesar de que el consumo de tabaco ha descendido progresivamente en los últimos años, aún hoy fuman a diario 3 de cada 10 personas mayores de 16 años. El tabaco es una droga estimulante del sistema nervioso central, durante la combustión del tabaco se originan más de 4.000 productos tóxicos diferentes, entre los que se encuentran alquitranes responsables de los distintos tipos de cáncer, monóxido de carbono que favorece las enfermedades cardiovasculares, irritantes como los fenoles o amoniácos que provocan enfermedades respiratorias,y la nicotina causante de la dependencia del tabaco.
El tabaco puede considerarse que cumple una función social y su consumo normalmente comienza en la adolescencia. Los jóvenes a esta edad aún están formando su personalidad y ven en el tabaco una forma de pertenencia a un grupo, una forma de socializar y, en ocasiones, hasta de estatus. A estas edades no se conocen todos los efectos nocivos sobre la salud que ocasiona a largo plazo el consumo de tabaco. Algunos de los efectos a corto plazo que se han constatado en la población juvenil son:
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Aumento de catarros de repetición
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Aumento de la tos
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Disminución del rendimiento deportivo
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Pérdida de apetito
Es recomendable que nuestros jóvenes sean conscientes de los perjuicios que conlleva el empezar a fumar, ya que, lejos de la imagen atractiva que tiene a veces, el tabaco produce al poco tiempo de consumirse alteraciones poco deseables como:
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Arrugas prematuras y coloración grisácea de la piel que constituye el llamado “rostro del fumador”
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Manchas en los dientes, infecciones y caries dentales
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Mal aliento y mal olor corporal por impregnación del olor a tabaco
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Manchas amarillentas en uñas y dedos.
Según la OMS, el tabaco es la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte prematura en el mundo. En España cada año mueren más de 50.000 personas debido al consumo de tabaco, más que por los accidentes de tráfico y el consumo de drogas ilegales juntos. Entre las enfermedades relacionadas con el tabaco destacan las siguientes:
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Broquitis crónica
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Enfisema pulmonar
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Cáncer de pulmón
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Hipertensión arterial
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Enfermedad coronaria (angina o infarto de miocardio)
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Accidentes cerebrovasculares (trombosis, hemorragias o embolias)
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Úlcera gastrointestinal
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Gastritis crónica
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Cáncer de laringe
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Cáncer bucofaríngeo
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Cáncer renal o de vías urinarias
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Impotencia sexual en el varón
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Adelanto de la menopausia en las mujeres
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Osteoporosis
El tabaco no solo tiene consecuencias nocivas para quien lo consume, sino también para el denominado fumador pasivo. Inhalar el aire contaminado por el humo del tabaco incrementa el riesgo de padecer las mismas enfermedades que el fumador. Estos riesgos son especialmente significativos en el caso de las mujeres embarazadas y los niños. Durante el embarazo existe un riesgo superior de aborto espontáneo, nacimiento prematuro o bajo peso al nacer. En los niños aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante e incrementa el riesgo de infecciones respiratorias, asma, neumonía y otitis.
La sociedad, las campañas de publicidad de las tabaqueras y los propios consumidores han generado en torno al tabaco una serie de mitos completamente falsos que queremos desmontar a continuación:
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Fumar relaja y alivia el estrés: el tabaco no tiene propiedades relajantes puesto que es un estimulante. La aparente sensación de alivio que se siente al fumar un cigarrillo se debe a la supresión de los síntomas de abstinencia producidos por la falta de nicotina en el cerebro.
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Los cigarrillos bajos en nicotina no hacen daño, no son cancerígenos: aunque son menos nocivos, se suele fuman en mayor cantidad para conseguir la misma concentración de nicotina en sangre, con lo cual se anulan sus ventajas y los riesgos se asemejan a los de los cigarrillos normales.
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El tabaco contamina, pero más lo coches y las fábricas, así que si podemos ser víctimas de la contaminación ambiental ¿por qué preocuparnos?: No hay que olvidar que el tabaco está siempre presente en una tercera parte de todos los cánceres diagnosticados, un porcentaje suficientemente importante como para tener en cuenta sus riesgos.
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Yo no dependo del tabaco puedo dejar de fumar cuando quiera: la dependencia del tabaco es difícil de cortar y para dejar de fumar hay que tomárselo muy en serio.
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Cuando se deja de fumar se pasa muy mal, es peor el remedio que la enfermedad: es cierto que al principio, cuando se deja el tabaco, la dependencia a la nicotina provoca malestar, pero se trata de una sensación temporal. En cambio, los beneficios son muy evidentes e importantes y aparecer a los pocos días de abandonar el consumo.
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Si se deja de fumar, se engorda siempre: este mito es utilizado con frecuencia para no dejar de fumar. Es cierto que fumar conlleva un gasto calórico por sí mismo, y tras el abandono del tabaco puede producirse aumento de peso. La ansiedad por el síndrome de abstinencia, el “picoteo” entre horas y la mejora del sentido del gusto y el olfato al dejar de fumar contribuyen al aumento de peso. Una alimentación adecuada y ejercicio moderado pueden ser de ayuda y existen además técnicas de tipo psicológico o farmacológico que son eficaces para este problema.
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Dejar de fumar es casi imposible: dejar de fumar tiene sus dificultades, como ocurre con cualquier otra adicción, pero es posible. En la actualidad se dispone de una amplia gama de tratamientos farmacológicos y psicológicos que ayudan a dejar de fumar.
Dicho todo esto y una vez que tomes la decisión en firme de dejar de fumar, puedes optar por poner una fecha límite y a partir de ese momento abandonar el hábito, o bien puedes ir retirando el consumo progresivamente, por ejemplo la primera semana fumar 10 cigarrillos al día, la siguiente semana, fumar como máximo 7 cigarrillos al día, la otra 5 y así sucesivamente hasta no fumar en absoluto. El 90% de las personas no necesita ayuda profesional para dejar de fumar, pero el 10% restante necesitan tratamiento psicológico o farmacológico para dejar el hábito. A nivel psicológico, se realiza un programa multicomponente trabajando aspectos a nivel emocional, control de ansiedad, manejo de contingencias y control de los estímulos que nos incitan al consumo. Recientemente están teniendo mucho auge las técnicas para dejar de fumar basadas en la hipnosis clínica, este método utiliza diversas estrategias como la aversión o la disminución del deseo de fumar, pero hay que tener en cuenta que la persona debe estar completamente convencida de su intención de dejar de fumar.
Tu salud y bienestar está en tus manos.
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