La zona de confort es el espacio metafórico donde te mueves cuando estás en un entorno que dominas; en ella las cosas te resultan conocidas y cómodas, sean estás agradables o no. Cuando hace algo varias veces aunque te sientas mal, ésto entrará a formar parte de tu zona de confort, por ejemplo “que tu jefe te machaque todos los días en el trabajo”, porque es lo que conoces.
Tus hábitos, tus rutinas, tus habilidades, tus conocimientos, tus aptitudes y tus comportamientos son también parte de tu zona de control pues te sientes seguro cuando los pones en práctica.
Alrededor de tu zona de confort está tu zona de aprendizaje, donde te asomas para ampliar tu visión del mundo, por ejemplo, aprendiendo nuevos idiomas, conociendo otras culturas o descubriendo nuevas sensaciones, todo ello, te lleva a enriquecer tus puntos de vista, modificar tus hábitos, etc. Es la zona donde observar, experimentar, comparar y aprender. Hay personas que les apasiona estar en la zona de aprendizaje y la visitan frecuentemente. Sin embargo, hay otras que consideran que entrar en ella constituye un peligro y únicamente se mueven dentro de su zona de confort.
Más allá de tu zona de aprendizaje está la denominada zona de pánico o la zona de no experiencia. Aquellos que no quieren que la transites dicen que te pueden ocurrir cosas gravísimas, te dicen que no lo hagas “¿y si te sale mal?”, a lo que podemos replicar “¿y si me sale bien?”. Éstas últimas son las que llaman, en realidad a esta zona, la zona mágica donde te pueden ocurrir cosas maravillosas pero que no sabes porque aún no has estado allí. Es la zona de los grandes retos.
Hay personas que creen que si salen a la zona mágica, ya no podrán volver atrás que su zona de confort desaparecerá, pero esto no ocurre así. Al salir a la zona mágica tu zona de confort y tu zona de aprendizaje se extienden, en este caso, el cambio no significa perder algo sino desarrollarlo y aumentarlo. En realidad no tenemos miedo a lo desconocido, sino a perder lo conocido.
Para poder alcanzar la zona mágica habrá una lucha entre la tensión emocional que te llevará de vuelta a la zona de confort y la tensión creativa que luchará por salir a la zona mágica. Para poder avanzar tendrás que conseguir que la motivación sea mayor que tus miedos. Hay que luchar contra el miedo al que dirán, a fallar, al ridículo y a la vergüenza, entre otros y que deberás identificar y afrontar.
¿Te preguntas como puedes hacerlo? Existen una serie de cuestiones que te ayudarán a conseguirlo:
-
¿Quién?: Si crees en tí podrás hacerlo, tú eres el protagonista de tu vida. Si tú no decides, probablemente otros decidirán por ti.
-
¿Cómo?: Al gestionar correctamente tus miedos, crecerá tu autoestima, lo que hará que veas la vida con un sinfín de posibilidades.
-
¿Qué?: Decide cual es tu objetivo y busca la motivación que necesites para alcanzarlo
-
¿Por qué?: Compararás tu punto de partida con tu destino y serás consciente de todo lo que tienes que aprender. Saca provecho de tus recursos, tus valores y principios para empezar un nuevo proyecto.
-
¿Para qué?: Para ayudarte en el proceso es conveniente que veas más allá, cuál es tu visión personal, para qué quieres alcanzar tu sueño.
Cuando hayas superado tus creencias limitantes, confíes en ti y en tus sueños y entiendas por qué y para qué lo haces habrá llegado el momento de pasar a la acción y dejar atrás tu zona de confort.
Puede que al principio te sientas poco competente, vulnerable y pienses que es arriesgado, no pasa nada eres humano y no lo sabes todo, estás aprendiendo. Vuelve cuando sea necesario a tu zona de confort a por aquellos recursos que tienes y que olvidaste por el camino, sé paciente con tu preparación, confía en tu objetivo, prepara bien tu estrategia, sé perseverante y positivo, y antes de lo que te imaginas tu sueño se habrá hecho realidad.
Experimenta el placer de aprender a perseguir tus sueños.
Deja una respuesta