¿Eres de los que ve el vaso medio lleno o medio vacío? ¿Sabes comunicar malas noticias? ¿Te expresas correctamente aún en momentos difíciles?
A través del siguiente relato comprenderemos la importancia, ya no de la comunicación, sino de la forma de comunicarnos con los demás, así como la perspectiva con la que vemos la vida y la transmitimos al mundo. De un mismo hecho objetivo pueden existir tantas versiones como personas cuenten lo sucedido, pero lo que está claro es que una explicación expresada en positivo, aunque diciendo lo mismo, siempre será mejor recibida que la mala noticia soltada a bocajarro.
Las Mil y una noches
En un país muy lejano, al oriente del gran desierto vivía un viejo Sultán, dueño de una inmensa fortuna.
El Sultán era un hombre muy temperamental además de supersticioso. Una noche soñó que había perdido todos los dientes. Inmediatamente después de despertar, mandó llamar a uno de los sabios de su corte para pedirle urgentemente que interpretase su sueño.
– ¡Qué desgracia mi Señor! – exclamó el Sabio – Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
– ¡Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos, por ser un pájaro de mal agüero. Más tarde, ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
– ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que vuestra merced tendrá una larga vida y sobrevivirá a todos sus parientes.
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los consejeros reales le dijo admirado:
– ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños del Sultán es la misma que la del primer Sabio. No entiendo por qué al primero le castigó con cien azotes, mientras que a vos os premia con cien monedas de oro.
– Recuerda bien amigo mío –respondió el segundo Sabio– que todo depende de la forma en que se dicen las cosas… La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la enchapamos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado…
– No olvides mi querido amigo –continuó el sabio– que puedes comunicar una misma verdad de dos formas: la pesimista que sólo recalcará el lado negativo de esa verdad; o la optimista, que sabrá encontrarle siempre el lado positivo a la misma verdad».
Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.
A través de esta fábula vemos cuan importante es saber comunicarnos adecuadamente para evitar conflictos interpersonales. Para lograrlo, podemos tener en cuenta una serie de pasos previos a la comunicación, como pueden ser, reflexionar acerca de las ideas más importantes a tratar, elaborar un guión sintetizando los principales puntos de tu discurso y, también sería conveniente, tener “a mano” posibles respuestas en caso de que la otra persona no esté de acuerdo con lo que estás comentando, necesite más aclaración al respecto, etc. A continuación, exponemos una serie de claves que te ayudarán a conseguir comunicarte de forma clara, concisa y asertiva:
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No uses muletillas: evita el uso de muletillas del tipo “eeeehhh”, “vale”, “Ok”, “¿me entiendes?”, etc. Son recursos que aburren, molestan y pueden dar sensación de inseguridad.
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Perfeccionismo: nadie es perfecto y todo el mundo tiene derecho a equivocarse. Cuando ésto ocurra, simplemente limítate a pedir disculpas y asume tu error con naturalidad.
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Evita las repeticiones: contar una y otra vez lo mismo, hablar siempre sobre los mismos temas o reiterar constantemente tus ideas o razones, hará que la gente se aburra o que crean que les tratas como ignorantes. Esta bien enfatizar o aclarar ciertas ideas importantes pero no repitas como un loro.
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Se asertivo: este concepto se refiere a respetar tus derechos y los de los demás. Dentro de estos derechos están cambiar de opinión, pensar diferente, expresar las propias opiniones, decir no, pedir información, etc.
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No superioridad/inferioridad: trata a tu interlocutor de igual a igual y no intentes imponer tu opinión, coaccionarle o manipular sus actuaciones.
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Apoyo: respeta las decisiones de la otra persona a pesar de que sepas que se está equivocando, cada uno tiene que seguir su propia evolución vital. Es preferible dejar claro que le apoyas pase lo que pase, a pesar de tener una opinión diferente, y dejar que aprenda a su ritmo.
Si crees que puedes aportar nuevas claves que nos ayuden a todos a comunicarnos de forma más positiva, no dudes en dejar un comentario con tus sugerencias.
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