¿Te cuesta reincorporarte a la rutina de trabajo tras las vacaciones? ¿Te encuentras malhumorado/a, cansado/a e irritable en los días previos y posteriores a la vuelta al trabajo? ¿Notas si tu hijo tiene mayores rabietas, llanto inconsolable o síntomas físicos inusuales por la vuelta al colegio?
Se acaba el período estival, las vacaciones de los niños y todo va volviendo a la normalidad tras unos días de descanso alejados tanto física como psicológicamente de todos los problemas que habíamos dejado aparcados cuando nos marchamos de vacaciones hace solamente unos días o semanas. Durante el período vacacional nos relajamos y desconectamos del trabajo, las rutinas, las preocupaciones, etc. y eso nos hace sentir muy bien, sin cargas que soportar a la espalda. Nos sentimos liberados, a pesar de que deberemos retomar todo eso a la vuelta, pero eso ya será dentro de unos días. El problema del tiempo es que no deja de contar, y así llega el día en el que debemos dejar nuestro retiro y volver a la realidad; de nuevo los problemas, quehaceres diarios y estrés regresan a nuestra vida para enturbiar nuestra apreciada paz interior, de la que habíamos disfrutado tan sólo unas horas o días antes. Empezamos a pensar qué será lo primero de lo que nos hagamos cargo, temas pendientes de resolver, nuestra cabeza empieza a funcionar cada vez más rápido, lo que conlleva un mayor gasto de energía que termina transformándose en cansancio físico y psíquico, puesto que nos habíamos desacostumbrado a ese ritmo frenético que solemos llevar en la rutina diaria, provocándonos el denominado síndrome o depresión postvacacional.
La depresión o síndrome postvacacional se define como el malestar general que se produce en la persona a consecuencia de una mala adaptación en el proceso que va desde la vuelta de las vacaciones a la vida activa. Las principales consecuencias de este estado se producen en dos sentidos:
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Síntomas físicos: cansancio generalizado, fatiga, alteraciones del sueño, dolores musculares, alteraciones en el apetito y bajo rendimiento.
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Síntomas psíquicos: irritabilidad, tristeza, falta de interés, nerviosismo y alteraciones en la concentración.
Este síndrome se suele producir en personas jóvenes, menores de 45 años, e incluso en niños debido a la vuelta al colegio, aunque es menos frecuente, suele darse sobre todo si el niño ha tenido malas experiencias en el pasado o no se encuentra a gusto en la escuela.
Los expertos recomiendan tener en cuenta una serie de consejos para evitar o superar con éxito la depresión postvacacional:
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Adelanta la vuelta: si dejamos la vuelta para el último día, el cambio será más brusco y, por lo tanto, la persona se adaptará peor. Si adelantamos la vuelta un par de días, tendremos tiempo para organizarnos, descansar del viaje y acomodarnos a las rutinas de casa, como la comida y el sueño.
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Mantener actividades de ocio: podemos seguir disfrutando de lo que queda de verano o de las temperaturas agradables y la luz solar aún durante un tiempo, a pesar de comenzar las rutinas diarias. Desarrollar alguna actividad agradable que sea compatible con el trabajo nos ayudará a sobrellevar mejor el proceso de adaptación.
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Reencuentro en el trabajo: afronta el primer día de trabajo como un reencuentro con tus compañeros de trabajo, aprovecha para compartir con ellos las experiencias que hayas podido vivir durante el período vacacional.
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Organízate: no te fuerces a dar el 100% en los primeros días, poco a poco irás recuperando el ritmo de trabajo al que estabas acostumbrada/o antes de irte de vacaciones. Aprovecha el comienzo de las rutinas para organizar el trabajo, gestionar y valorar las prioridades, y comenzar a resolver lo más importante y/o urgente.
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Márcate nuevas metas e ilusiones: toma la vuelta de las vacaciones como un punto y aparte, comienza una nueva etapa, con nuevas metas, objetivos y proyectos. No importa que sean más o menos importantes, más o menos grandes, simplemente tienen que ser valiosos para ti, focalízate en ellos y camina en esa dirección. Las metas pueden ser personales, profesionales o ambas.
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Actitud positiva: mantener una actitud positiva y optimista nos asegurará que el proceso se cumpla de forma más rápida y llevadera.
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Protege a los niños: si tu hijo sufre por la vuelta al colegio, no desvalores su sufrimiento, tómalo en cuenta y habla con él sobre sus preocupaciones. No le obligues a ir a un sitio al que no quiere ir; es mejor hablar con los profesores y establecer un proceso de adaptación escalonado, es decir, asistir al colegio cada día durante unas horas hasta que el niño se acostumbre al ritmo de la escuela. Si es necesario, acude a un especialista.
Podemos ir muy lejos y tener una vida muy interesante con muy poco dinero al principio, pues nos las acabamos apañando por el camino…..Siempre que estemos en camino…
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